mayo 03, 2010

PUENTE DE OCCIDENTE

El Río Cauca, de dimensiones más modestas que el Magdalena, forma la base del valle que separa las cordilleras occidental y central. En Antioquia, entre los municipios de Santafé de Antioquia y Olaya, se erige una de las obras de ingeniería más monumentales de su época, siendo considerado una de las principales de su especie en el mundo.


El puente colgante fue pieza fundamental en el desarrollo de la región del occidente de Antioquia, donde se encuentra la que fue por muchos años capital del departamento, Santafé, al permitir un tránsito más directo con la región de Olayá, Sopetrán y San Jerónimo, y por tanto fue clave en el desarrollo del mercado del café que para posicionarse como base de la economía de la región y del país, requería de una óptima infraestructura de vías de comunicación terrestre.

José María Villa, ingeniero mecánico oriundo de Sopetrán, pero graduado de la Universdad de New Jersey, fue una mente prodigiosa de quien la tradición popular dice, trazó los planos del puente con un carbón sobre una pared. Aunque esta puede ser considerada su obra maestra, participó también en la construcción de otros puentes dentro y fuera del país, como el Puente Navarro en Honda, Pescadero, y el puente de Brooklyn en Nueva York. La estructura del puente, con tablero y vigas de madera que luego fueron reemplazadas por vigas metálicas, está soportada por cuatro cables de acero anclados a estructuras de ladrillo, y enmarcado por cuatro torres. Su longitud total es de 291 metros y aunque su construcción original era de un carril, recientemente se construyeron dos carriles peatonales a cada lado.


El puente es un ejemplo de como una obra civil influye en el desarrollo económico de una región, más allá de ser en sí misma una obra monumental. Estas razones, por un lado históricas y por otro por su valor como obra vanguardista, han valido su declaratoria como Monumento Nacional dada en el año 1978, además de considerarse una de las principales representaciones de la idiosincracia antioqueña.

Fotos: Santiago Rincón Leuro
Texto: Fundación Senderos y Memoria

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