septiembre 28, 2009

PATRIMONIO GASTRONÓMICO BOGOTANO

Panadería, pastelería La Florida. Tradicional por su chocolate santafereño


Durante el mes de septiembre se celebró en Bogotá el mes del patrimonio cultural, con un gran número de actividades que buscaban acercar a la ciudadanía en general, al patrimonio cultural y natural de la ciudad. Dentro de estas actividades, desde el 13 hasta el 20 de septiembre, se desarrollaron 12 rutas sobre patrimonio gastronómico bogotano "gastronautas por Bogotá", organizadas por iniciativa del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, y diseñadas y ejecutadas por la Fundación Senderos y Memoria.


Plaza de mercado del Barrio las Cruces
Siendo Bogotá una ciudad tan diversa, parte de su patrimonio gastronómico incluye también puntos representativos de la cocina colombiana, no bogotana, pero que se han convertido en referentes gastronómicos en Bogotá y en un sector específico. De esta forma se incluyeron en las rutas, restaurantes tradicionales en la memoria de los bogotanos; restaurantes internacionales, vegetarianos o alternativos, pero que son referentes obligados en la ciudad y sus localidades, así como otros que representan nuevas tendencias y propuestas en sectores como la Macarena y Usaquén, reconocidos por su oferta gastronómica.


Don Julio Ríos, propietario de Las Margaritas, el restaurante más antiguo de Bogotá
Así mismo se vincularon en las rutas plazas de mercado tradicionales como punto de partida de cada ruta, y establecimientos especializados en postres, chocolates, pastelería, repostería o salones de té, una de las muestras más variadas en la ciudad.


Doña Segunda Fonseca, propietaria del piqueteadero Doña Segunda, barrio 12 de octubre

El objetivo de las rutas fue tener un contacto directo con diferentes representantes de la gastronomía en Bogotá, haciendo énfasis en sus tradiciones, importancia histórica o concepto, reivindicando la cocina bogotana, sus ingredientes, formas de preparación y tradiciones. De esta forma los participantes en las rutas conocieron sobre la historia de los restaurantes, en la voz de sus propietarios o encargados, quienes compartieron algo de su memoria en torno a las tradiciones gastronómicas que les han valido reconocimiento.
Restaurante las Ojonas, barrio Samper Mendoza

Gracias a la participación de estos establecimientos, los asistentes a las rutas pudieron conocer sobre platos tradicionales de la gastronomía bogotana y cundiboyacenese como el guiso de cola, la torta de menudo, la mazamorra chiquita, el pescuezo de gallina, la fritanga, la mantecada y el masato; y gracias a la generosidad de los propietarios, pudieron también degustar parte de esos platos, que aunque no tan comunes en las nuevas generaciones, siguen formando parte de la memoria colectiva de la ciudad.
Plaza de mercado de Paloquemao

Gracias a los establecimientos participantes: Plazas de mercado de las Cruces, Paloquemao, la Concordia, la Perseverancia, 7 de agosto, 12 de octubre, Restrepo, Egipto, Usaquén, Escuela taller de Bogotá, Quinua y amaranto, la puerta falsa, donde canta la rana, pescadero Benjamín Bohórquez, obleas Don Ángel, La enramada, Aquí en Santafé, Postres la Enramada, las Margaritas, la residencia, Joyce, las Ojonas, Zukini, pastelería Belalcázar, escuela de gastronomía del SENA, Chalet Suizo, pastelería Arlequín, piqueteadero Doña Segunda, Fusión Bogotá, postres Todo Rico, pescadería las Juanas, Churrasquería Normanda, Cafe de la peña pastelería francesa, Criolla, la Juguetería, la Choco-latera, Fulanitos, cigarrería el Candado, Habemus papa, Crioollas Usaquén, la Tarta, Vasija de Barro, panadería pastelería la Florida, así como al Instituto Distrital de Patrimonio Cultural.

Fotos: Santiago Rincón Leuro
Texto: Fundación Senderos y Memoria

agosto 11, 2009

CAMINO SANTANDERCITO - SAN ANTONIO DE TEQUENDAMA - EL DESCANSO

Nevados del Tolima y el Ruiz, desde el salto del Tequendama

Existe en la región del Tequendama una intrincada red de caminos que comunican los cascos urbanos de municipios y corregimientos, en la misma región y con otras zonas como la sabana de Bogotá, Fusagasugá y la provincia de Sumapaz, y el valle del Magdalena. En esta ruta, a pesar de la destrucción de considerables tramos del camino, recorriendo una distancia relativamente corta, es posible tener una amplia visión de la provincia, la cuenca del río Bogotá, la Mesa, e incluso de lugares más alejados como los nevados del Tolima y el Ruiz.


El trayecto entre Santandercito y San Antonio de Tequendama, donde el camino conserva aún algunos tramos empedrados, es un recorrido sencillo con algunos ascensos y descensos cortos y siempre en zonas cálidas cerca a los 1.600 metros de altura. Ya desde San Antonio, el camino progresivamente asciende, y cerca de la Peña de Santa Bárbara, con un hermoso empedrado el camino se hace cada vez más empinado, llegando finalmente a la carretera Mosquera - La Mesa, en el punto conocido como el Descanso.

Peña de Santa Barbara, camino San Antonio de Tequendama - El Descanso
Es una ruta adecuada para darse cuenta de la diversidad de ecosistemas del departamento, aún a tan corta distancia de Bogotá, y por otro lado, conocer de cerca las condiciones de la cuenca baja del Río Bogotá, ya muerto al salir de la ciudad y represado para la generación de energía en el Embalse del Muña, lo cual ha convertido el Salto del Tequendama, lo que fue una imponente cascada y atractivo turístico durante el siglo XX, en una modesta caída de agua casi invisible. Parte de ese esplendor en la región, que fue uno de los balnearios preferidos por los habitantes de Bogotá hacia los años 20, 30 y 40,aún se nota en las antiguas casas al lado de la carretera, o el majestuoso hotel-mirador del salto de Tequendama, hoy practicamente abandonado, como el salto y el río.



Fotos: Lindsay Benítez Barajas
Texto: Fundación Senderos y Memoria

julio 17, 2009

SANTA CRUZ DE LORICA

Río Sinú en la población de Santa Cruz de Lorica

A orillas del Río Sinú, en Córdoba, se encuentra una de las principales joyas coloniales de la costa caribeña de Colombia, y segunda ciudad del departamento. Santa Cruz de Lorica está ubicado a 51 kilómetros de Montería y a menos de una hora del puerto de Coveñas en el golfo de Morrosquillo.



Lorica es un importante puerto colonial estratégicamente ubicado entre la capital del departamento y la desembocadura del principal río de la región, en la bahía de Cispatá en el mar caribe; el hecho de que Lorica fuera un paso obligatorio en la ruta fluvial hacia Cartagena o hacia el Urabá, generó un importante desarrollo comercial y económico en el poblado, que se mantuvo hasta mediados del siglo XX.

Edificio González

Edificio Affife Matuck

A pesar de que la vocación económica de Lorica, así como la mayor parte del departamento, es la ganadería, a su alrededor persisten colonias de pescadores que recogen su sustento de las ciénagas y lagunas cercanas, adyacentes al río Sinú. Sin embargo esta labor y en particular la integridad de las ciénagas se ve amenazada por la ganadería que en búsqueda de nuevos terrenos para el desarrollo de la actividad, invade los cuerpos de agua secándolos y anegándolos. Particularmente los proyectos hidroeléctricos Urra, y Río Sinú (Urra II) afectan considerablemente el cauce del río y sus cuerpos de agua asociados, lo que favorece la extensión de la frontera agrícola por parte de los terratenientes, y afecta socialmente a poblaciones de zonas altas del río como los Emberas



En lo humano la región de Lorica es un interesante crisol en el que se adivinan influencias de los indígenas Zenúes, del grupo de los Finzenúes, originales habitantes de la región, inmigrantes árabes y libaneses, descendientes de africanos y grupos blancos venidos de Cartagena (Córdoba formó parte del departamento de Bolívar hasta 1951, cuando se desmembró como departamento junto a Sucre). Esta condición se refleja tanto en la riqueza de sus edificaciones republicanas, como en la sencillez de las construcciones de campesinos y habitantes de las sabanas y la ciénaga. El municipio es además, cuna de importantes personajes como Manuel Zapata Olivella (1920-2004), folclorista, médico, antropólogo y autor de obras que reflejan la idiosincrasia de la población afrodescendiente en Colombia, el caribe y América, como Chambacú, corral de negros (1963), En Chimá nace un santo (1964), y Changó, el gran putas (1983) su obra más importante y conocida.


Manuel Zapata Olivella, detalle del mural histórico

Fotos: Santiago Rincón Leuro
Texto: Fundación Senderos y Memoria

julio 15, 2009

CAMINO CHOCONTÁ - MACHETÁ


Los municipios de Chocontá y Machetá forman parte de la provincia de Almeidas, sin embargo forman parte de regiones geográficamente diferentes a pesar de estar tan cerca. Chocontá es uno de los últimos municipios de Cundinamarca en el altiplano Cundiboyacense, escenario de batallas entre los ejércitos del Zaque y del Zipa, y famosa en el año 1979 debido a la inauguración de la estación terrestre, obra que permitió el enlace satelital de Colombia con el mundo, y que envejecida aún se mantiene en pie. El Río Bogotá es el principal cauce de Chocontá, de hecho es el segundo municipio por el que corren sus aguas, practicamente recien nacidas pero ya contaminadas por lo químicos de las curtiembres del vecino municipio de Villapinzón.


Machetá en cambio está lejos de ser un pueblo sabanero como Chocontá, Suesca o Sesquilé, municipios con los que comparte vecindad; es más bien junto a Tibirita y Manta, la puerta de entrada al Valle de Tenza, y además famoso por sus aguas termales, particularmente los termales Nápoles y los Volcanes.

Iglesia de Machetá

El camino Chocontá - Machetá, es parte de la antigua ruta de comunicación entre este región de Cundinamarca, con el Valle de Tenza, municipios como Guateque, Garagoa y Chivor, y a su vez con los llanos orientales. Una gran parte de la ruta es en descenso, hasta el Río Machetá o Barbosa, cauce que corre hacía el Río Upia y luego hacia el Meta.

Machetá, Cundinamarca

A pesar de la belleza del paisaje y del camino, los tramos iniciales han sido reemplazados totalmente por carreteables de acceso a fincas, y donde por fin se aprecia el empedrado se ha abierto un carretero adjunto para facilitar el paso de vehículos. El camino empedrado se retoma al lado de la tienda Miraflores, una hermosa casa en adobe, de más de 70 años que es apenas un anticipo de los atractivos arquitectónicos del municipio, como su iglesia y las casas de sus calles adjuntas, algunas incluso recordando poblaciones cafeteras como Salento o Salamina.



Fotos: Santiago Rincón Leuro
Texto: Fundación Senderos y Memoria

marzo 19, 2009

RECORRIDO EN IMÁGENES POR EL MUNICIPIO DE HONDA, TOLIMA



Río Magdalena
Catedral de Nuestra señora del Rosario



Calle de las trampas


Fotos: Santiago Rincón Leuro - Fundación Senderos y Memoria