junio 18, 2010

TRAVESÍA EN LA SIERRA NEVADA DEL COCUY Y GÜICÁN

Laguna de la Plaza

El trekking es una actividad relacionada al montañismo consistente en recorridos de larga duración que implican acampar, atravesar pasos entre diferentes regiones y caminar varias jornadas. El término en español, aunque a menudo se utiliza para referirse al senderismo (recorridos de una jornada) se ajusta más al de Travesía. Por fortuna en Colombia hay muy buenos trekkings, como la travesía que recorre a lo largo la sierra Nevada del Cocuy y Güicán. Esta es una cadena montañosa con dos líneas de montañas nevadas y rocosas paralelas; la travesía consiste en recorrer el valle que enmarcan ambas líneas, bien sea en dirección norte o sur.

Picos el Diamante y Pan de Azúcar y el paso de Bellavista en el extremo derecho

En este caso ilustramos la travesía iniciada desde el sur. Puede comenzar en el alto de la cueva en dirección al valle del Río Lagunillas, o en la Hacienda la Esperanza hacia la Laguna Grande de la Sierra. La primera opción conduce a la laguna de la Plaza luego de atravesar los boquerones de Cusirí y Patio Bolas. Por su parte desde la Laguna Grande se debe atravesar el paso de Bellavista, boqueron de alta peligrosidad entre los picos Toti y Pan de Azúcar, para llegar a la Laguna de la Plaza. Esta imponente laguna es el mayor cuerpo de agua de la sierra, y por su costado oriental se desagua hacia los llanos de Arauca y Casanare. Desde allí la ruta continúa en dirección norte hacia la Laguna del Pañuelo a los pies del pico el Castillo, una estilizada pirámide considerada por muchos la montaña más bonita de Colombia.

Valle de los Cojines

Tras atravesar el boquerón del Castillo, paso antiguamente cubierto de nieve se desciende hacia la laguna del Rincón, antesala del valle de los Cojines; una gran extensión de cojines de musgo de diferentes tonalidades de verde sobre los cuales transcurre la ruta, hasta el punto en que se cruza el río Ratoncito, para ascender hacia la Cueva Larga y Laguna del Avellanal.

Paredes orientales de los Picos Ritakuwas Blanco y Negro

El Avellanal está custodiada por los picos más altos de la sierra: los Ritakuwas Blanco y Negro que muestran sus gigantescas paredes rocosas por donde ascienden diferentes rutas de escalada de gran pared, pues son estas las más grandes de Colombia. Del lado oriental de la laguna, la custodian los Picos sin nombre y la Aguja, y entre estos y los Ritakuwas se forma el boquerón de la sierra, paso desde donde se tiene uno de los más amplios panoramas de la travesía. Desde allí, aún hace falta descender continuamente y a la vez rodeando la sierra por el norte, para cruzar el boquerón de los Frailes y llegar a la Laguna Grande de los Verdes. Ya queda una jornada relativamente relajada hasta las Cabañas Kanwara, cruzando el boquerón de Cardenillo, punto que además marca una división de vertientes hídricas; hacia el occidente las aguas drenan hacia el Río Chicamocha, hacia el Magdalena, mientras que hacia el oriente se dirigen hacia el Orinoco descendiendo por los llanos orientales.

Laguna de la Isla, cerca al paso de la Sierra

Aunque la travesía tiene algunas variaciones, en esencia el recorrido transcurre a los pies de picos y lagunas que son referencias notables para orientarse. Se puede llevar a cabo normalmente en 5 o 6 días aunque lo más recomendable es hacerlo pausadamente para permitir una adecuada aclimatación, pues la atención de una emergencia es mucho más difícil en tanto se deben cruzar una gran cantidad de boquerones.

Itinerario (en dirección sur - norte, entrando desde el alto de la Cueva)

DÍA 1: Casa de Alejandro Herrera - Laguna de la Plaza
DÍA 2: Laguna de la Plaza - Laguna del Pañuelo
DÍA 3: Laguna del Pañuelo - Valle de los cojines - Laguna del Avellanal
DÍA 4: Laguna del Avellanal - Laguna Grande de los Verdes
DÍA 5: Laguna Grande de los Verdes - Cabañas Kanwara


Laguna Grande de los Verdes

Textos: Fundación Senderos y Memoria
Fotos: Santiago Rincón Leuro

junio 01, 2010

CIÉNAGA, MAGDALENA

Plaza de Ciénaga e iglesia de San Juan Bautista

El 6 de diciembre de 1928 un pueblo del Caribe presenció una atroz masacre en la que el ejército, sin ningún reparo disparó contra un grupo a trabajadores, en beneficio de una empresa extranjera. Los trabajadores de la bananera United Fruit Company entraron en paro para exigir de parte de sus empleadores "la abolición del sistema de contratistas, el aumento general de los salarios, el descanso dominical remunerado, la indemnización por accidente y la construcción de viviendas decorosas para los obreros de la zona bananera" (Credencial Historia, Ed. 190, octubre 2005). El temor ante un avance del comunismo en Colombia llevó a que el presidente Miguel Abadía Méndez decretara el estado de sitio, y diera poder al general Carlos Cortés Vargas para actuar frente a las manifestaciones que se desarrollaban en los municipios de Ciénaga y Aracataca. Aunque no se conoce con exactitud la cifra de víctimas, existen versiones que oscilan entre los doscientos, y las más de tresmil que se recrean en la ficción de la novela Cien Años de Soledad, obra maestra de la literatura colombiana.

Palacio Municipal de Ciénaga, Magdalena

Ciénaga, el pueblo donde se perpetró la masacre, está rodeada por la Ciénaga Grande, la sierra nevada de Santa Marta y el mar caribe. Actualmente es la segunda ciudad del departamento del Magdalena, pero a comienzos del siglo XX vivió una gran bonanza ligada a la actividad bananera. Esto llevó a que muchos de los habitantes, visitantes y comerciantes trajeran consigo los estilos arquitectónicos que reinaban en Europa en la época, del neoclasicismo, la arquitectura republicana al Art Nouveau, por lo que Ciénaga fue también un moderno centro urbano intermedio entre las grandes ciudades de Barranquilla y Santa Marta. Con el desarrollo del Urabá como centro de la actividad bananera en el país, Ciénaga perdió una gran parte de su importancia, pero como testigos quedaron los ornamentados edificios que enmarcan las calles de su centro histórico, declarado Monumento Nacional en 1994.


Templete de la plaza, diseñado por Eduardo Carpentier, hijo del escritor cubano Alejo Carpentier

La ciudad junto a poblados de la costa como Lorica y Mompox, es un hito arquitectónico, cultural e histórico donde se confunden la tradición y el modernismo, lo caribeño y lo europeo. Así como estos poblados, su tradición oral forma parte del patrimonio intangible de la costa Caribe, siendo reconocida la celebración de las fiestas del Caimán cada 20 de enero, surgida a partir de la historia de Tomasita, hija de un pescador del pueblo que fue devorada por un caimán, y en cuya memoria se erige una estatua a orillas de la playa.


Textos: Fundación Senderos y Memoria
Fotos: Santiago Rincón Leuro