octubre 05, 2010

BARRIO NIZA, BOGOTÁ - SECTOR DE INTERÉS CULTURAL

Vivienda de la Etapa IV

En la década de los 60, en un terreno contiguo al humedal de Córdoba, al lado del camino al entonces municipio de Suba, el Banco Central Hipotecario desarrolló el proyecto urbano Niza, etapas I, II, II y IV. El barrio se edificó con un marco natural muy interesante: por un costado el humedal, por otro los cerros de Suba, que se integraban como una zona verde ante la ausencia de la Avenida Boyacá. Los terrenos del humedal formaban parte de un complejo sistema de humedales de sabana, del que hoy quedan apenas algunas áreas, amenazadas por la urbanización desordanada, la contaminación y acumulación de escombros y basuras en sus espejos de agua. Sin embargo el humedal de Córdoba, sigue siendo un importante refugio de aves nativas y migratorias como las tinguas, colibríes, gavilanes y patos canadienses.


Humedal de Córdoba

Al lado del ya existente Club Choquenza, club del Banco de la República, el BCH estableció los lotes para su venda y urbanización; estos podían alcanzar los 400 metros cuadrados, con costos entre $200.000 y $400.000 según su área. El proyecto estaba diseñado para jóvenes profesionales de estratos medios, quienes pagaban una couta inicial muy baja y cuotas fijas sin intereses, que con el paso del tiempo ocasionalmente llegaban a ser más baratas que el pago mensual de servicios públicos. El diseño del barrio Niza contaba con amplios andenes arborizados y zonas verdes que atraviesan al barrio, y un trazado irregular en el que solamente la Carrera 71d, limite del barrio, lo atraviesa de norte a sur, y las calles 118, 120 y 122, lo hacen de oriente a occidente. Las casas además cuentan con amplios jardines y patios interiores. El barrio en la actualidad tiene una de las más bajas densidades en la ciudad con apenas 11 viviendas por hectárea.

Don Luis, uno de los primeros habitantes de Niza

Las condiciones sociales de sus habitantes han generado un fuerte tejido social reflejado en sus organizaciones locales. La comunidad ha sido la más ferviente defensora del humedal, interponiendo incluso acciones legales y jurídicas para su conservación, así como para la conservación del barrio que tiene un uso exlusivamente residencial y fue declarado en el año 2000 como Sector de interés cultural, dadas sus condiciones sociales, urbanas y ambientales.


Agradecemos a la señora Emmy de Murcia de la Junta de acción comunal de Niza, por la información suministrada.

Texto: Fundación Senderos y Memoria
Fotos: Santiago R. Leuro

octubre 02, 2010

CERRO DE JUAICA


Panorámica del valle de Tabio desde la cumbre del cerro de Juaica 

El cerro de Juaica como ningún otro lugar en el departamento de Cundinamarca, está asociado a historias paranormales y eventos relacionados con los Ovnis. Se dice que allí hay una puerta cósmica, que es un lugar perfecto para avistamientos, o que allí tienen los extraterrestres una pista secreta. Independientemente de esta condición, el cerro no es simplemente una montaña más, sino un notable pico que sobresale entre la cadena montañosa de la que forma parte; mucho más notable por sus paredes y su figura estilizada, desde los municipios de Tabio y Tenjo.


Vegetación de páramo cerca de la cumbre del cerro

El cerro y la cadena montañosa son el límite natural de los valles de Tabio y de Subachoque y alcanza los 3.100 metros en su cumbre, estratégico mirador sobre los mencionados valles y poblados, y más allá los cerros de Majuy y el Tablazo, y parte de la ciudad de Bogotá. Su posición e imponencia hicieron que fuera un importante centro religioso para las comunidades muiscas que habitaban la sabana, en tanto que Tabio fue un poblado de recreo del Zipa, gracias a sus fuentes termales, que aún hoy son un concurrido balneario para muchos turistas y nativos, que buscan descanso o beneficiarse con las bondades de sus aguas, de las que se asegura tienen numerosas propiedades medicinales.


Ascenso al cerro por el Camino del Arrayán
  
El camino para subir a la cumbre parte desde la carretera pavimentada Tenjo - Tabio, con segmentos empedrados (muchos empedrados recientemente), tramos fangosos o en medio de túneles naturales formados por la espesa vegetación del cerro, propias de los bosques andinos y los subpáramos. El descenso por su costado occidental, hacia Subachoque, se hace por el antiguo camino del Arrayán, una ruta para atravesar desde un valle a otro en corto tiempo y destinada además para el intercambio de productos de la sabana, con las tierras cálidas, pues además Subachoque era un punto de confluencia de caminos que se dirigían a las tierras bajas de Supatá, la Vega y Pacho.

Costado oriental del cerro

Sin embargo el importante centro ceremonial, observorio para ufólogos, fue en años pasados víctima del turismo masivo y descontrolado y sus consecuencias negativas: inseguridad, asaltos a mano armada, fogatas y campamentos en zonas ambientalmente frágiles, y acumulación de basuras en sus caminos. Recientemente se han impuesto controles necesarios para la conservación del cerro como la limitación por parte de las entidades municipales para el ascenso de grupos muy grandes, y actividades como el campismo, así como el cerramiento de algunos senderos alternos y la señalización del camino principal. Acciones que podrían ser insuficientes si no se asume por parte de sus visitantes, que el cerro forma parte de la identidad del departamento por sus valores históricos, culturales y ambientales y su conservación compete no sólo a organizaciones gubernamentales, sino a cada una de las personas que con cualquier objetivo ascienden a sus alturas.


Texto: Fundación Senderos y Memoria
Fotos: Santiago Rincón Leuro