Plaza de Ciénaga e iglesia de San Juan Bautista
El 6 de diciembre de 1928 un pueblo del Caribe presenció una atroz masacre en la que el ejército, sin ningún reparo disparó contra un grupo a trabajadores, en beneficio de una empresa extranjera. Los trabajadores de la bananera United Fruit Company entraron en paro para exigir de parte de sus empleadores "la abolición del sistema de contratistas, el aumento general de los salarios, el descanso dominical remunerado, la indemnización por accidente y la construcción de viviendas decorosas para los obreros de la zona bananera" (Credencial Historia, Ed. 190, octubre 2005). El temor ante un avance del comunismo en Colombia llevó a que el presidente Miguel Abadía Méndez decretara el estado de sitio, y diera poder al general Carlos Cortés Vargas para actuar frente a las manifestaciones que se desarrollaban en los municipios de Ciénaga y Aracataca. Aunque no se conoce con exactitud la cifra de víctimas, existen versiones que oscilan entre los doscientos, y las más de tresmil que se recrean en la ficción de la novela Cien Años de Soledad, obra maestra de la literatura colombiana.
Palacio Municipal de Ciénaga, Magdalena
Ciénaga, el pueblo donde se perpetró la masacre, está rodeada por la Ciénaga Grande, la sierra nevada de Santa Marta y el mar caribe. Actualmente es la segunda ciudad del departamento del Magdalena, pero a comienzos del siglo XX vivió una gran bonanza ligada a la actividad bananera. Esto llevó a que muchos de los habitantes, visitantes y comerciantes trajeran consigo los estilos arquitectónicos que reinaban en Europa en la época, del neoclasicismo, la arquitectura republicana al Art Nouveau, por lo que Ciénaga fue también un moderno centro urbano intermedio entre las grandes ciudades de Barranquilla y Santa Marta. Con el desarrollo del Urabá como centro de la actividad bananera en el país, Ciénaga perdió una gran parte de su importancia, pero como testigos quedaron los ornamentados edificios que enmarcan las calles de su centro histórico, declarado Monumento Nacional en 1994.
Templete de la plaza, diseñado por Eduardo Carpentier, hijo del escritor cubano Alejo Carpentier
La ciudad junto a poblados de la costa como Lorica y Mompox, es un hito arquitectónico, cultural e histórico donde se confunden la tradición y el modernismo, lo caribeño y lo europeo. Así como estos poblados, su tradición oral forma parte del patrimonio intangible de la costa Caribe, siendo reconocida la celebración de las fiestas del Caimán cada 20 de enero, surgida a partir de la historia de Tomasita, hija de un pescador del pueblo que fue devorada por un caimán, y en cuya memoria se erige una estatua a orillas de la playa.
Textos: Fundación Senderos y Memoria
Fotos: Santiago Rincón Leuro
Interesante articulo.Gracias por universalizar a este pequeño y hermoso pueblo. GUSTAVO POLO
ResponderEliminarMi infancia transcurrió allí, aunque soy cachaca, estudié en el Colegio de La Presentación.
ResponderEliminarAscendiente de Bolívar y Santander, nací en Ciénaga y soy orgulloso de hacer parte de su historia musical y cultural... Está arquitectura es foránea, europea, que en nada representa nuestro acervo e
ResponderEliminaridiosincrasia... Es hermosa, es cierto pero... ¿En qué nos universaliza, cretino presumido?... Jejeje jeeeeeeeeee