Los puertos no son unicamente aquellos lugares a orillas de ríos y mares, distinguidos por su actividad comercial y por ser puntos de entrada y salida a países o regiones. También lo son poblados alejados de las arterías fluviales con una intensa actividad comercial generada por el tránsito de las vías terrestres. En este sentido, La Mesa, fue uno de los principales puertos de montaña de la colonia en el territorio de la actual Cundinamarca.
Comienzo del "camino del resbalón" en el casco urbano de La Mesa
Allí convergían diferentes caminos que se distribuían a lo largo de poblados vecinos en diferentes regiones como la sabana de Bogotá, el valle del Magdalena o el Tequendama. Hoy se conservan algunos empedrados, como el camino hacia Mesitas y el camino hacia San Javier.
San Javier es un pequeño corregimiento muy cercano a la Mesa. Por allí discurre el antiguo camino que comunicaba al municipio con Cachipay y el borde occidental de la sabana de Bogotá. Sin embargo, la importancia del poblado fue mayor a comienzos del siglo XX con la construcción del ferrocarril de Girardot. San Javier, y otros pequeños poblados como La Esperanza, El Ocaso y San Joaquín, constituyeron notables estaciones del ferrocarril en su camino hacia el Magdalena. La actividad del ferrocarril trajo consigo además un intenso tráfico de viajeros que generó la construcción de casas de recreo y hoteles lujosos, que hoy son un testigo mudo del esplendor del pasado. En su casco urbano perduran la estación del tren y una tornamesa, mecanismo manual que permitía cambiar el sentido de las locomotoras.
Tornamesa del ferrocarril en San Javier
El camino empedrado es una obra magnífica, casi totalmente empedrada desde La Mesa, solamente interrumpido por varios cruces de la vía pavimentada. Al salir del pueblo, a una cuadra de la Capilla de Santa Bárbara, se anuncia en una placa como "el Resbalón". Allí su estructura constructiva de amplías dimensiones, se orienta en tres ejes de piedra, condición que perdura hasta el primer cruce con la vía pavimentada. En adelante, aunque el empedrado es más irregular, la ruta sigue descendiendo entre bosques que dan generosa sombra a quien lo recorre.
Este corto pero valioso tramo, es uno de los segmentos mejor conservados de la región, y su recorrido se hace más atractivo con los vistosos jardines de las fincas a su vera, las antiguas haciendas como la Hacienda San Javier, y los relictos de bosques que aún resguardan especies estudiadas por la Real Expedición Botánica, importante empresa científica de la cual se desarrolló una parte en la zona.
Hacienda San Javier
Textos: Fundación Senderos y Memoria
Fotos: Santiago R. Leuro - Fundación Senderos y Memoria
Cuantos sitios magnificos y cargados de tanta historia ! Felicitaciones por este meticuloso trabajo de difusion de esa bendita tierra !
ResponderEliminarSaludos,
Maria
La longitud de este camino es de 2.5 km y esta muy bien conservado
ResponderEliminarque buenos recuerdos
ResponderEliminarSr. Leuro, pásenos su teléfono para hacer una cita con el fin de transmitirle una idea que podríamos desarrollar juntios. CAN/JIR
ResponderEliminarExiste un empedrado entre Bojacá y el Ocaso / cachipay, con desviaciones hacia la Esperanza, Doima, El Hospicio y San Javier, tambien llenos de historias casas y haciendas
ResponderEliminaresos caminos lo transito los de salsipuedes pioneros de la caminata que se adueñaron de los caminos hasta que el libre comercio los freno estos senderos son muy turisticos y bonitos bienvenidos.
ResponderEliminarFelicitaciones a la fundación, excelente trabajo de investigación, para fomentar el conocimiento de nuestro patrimonio cultural.
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